miércoles, 24 de febrero de 2010

¿Y la luz?

Bueno, parece que, finalmente, ha dejado de nevar.

Ahora nos invade la niebla. Todo el día.

Según sales de casa, se te empapa la cara antes de montarte en la bici. En el camino, mientras vas avanzando, vas notando cómo te vas hidratando hasta niveles que no imaginabas: el pelo gotea, se acumulan gotas en la punta de la nariz, los mofletes y la perilla, se te humedecen los ojos... Vamos, que moja más que cuando llueve.


Creo que tengo una ligera idea de lo que sienten los tomates cuando los riegas. ¡Qué manera de calar! Por otra parte, con estas nieblas tan espesas, como apenas se alcanza a ver la fachada de enfrente, moverte en la calle es todo un deporte de aventura: 2 por el precio de 1 (o como dicen aquí: twee halen, één betalen)

¿Será esto una de las maravillas de este país?

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