sábado, 18 de diciembre de 2010

País colapsado

Ayer tenía que volar a Madrid desde Ámsterdam. No pudo ser.

[Si quieres ver más, el canal oficial del aeropuerto muestra cosas como esta.]

Debido a la nevada monumental que está barriendo Europa, todos los aeropuertos centroeuropeos fueron cayendo como mosas uno tras otro: Munich, Ginebra, París... luego Londres también y Schiphol (Ámsterdam) estuvo operando solo con una pista abierta.

A las 09:30h llegué ya al aeropuerto y me encontré en las pantallas con mi vuelo cancelado (geannuleerd) y prácticamente todos los anteriores con anotaciones en rojo avisando de retrasos (vertraagd). Cuando llegué al mostrador de la compañía para que me ofrecieran una alternativa, todo el resto de vuelos empezaba también a actualizarse como cancelado, cancelado, cancelado... ¡Una fiesta!

Por haber llegado temprano, estaba en un cómodo tercer o cuarto lugar en la fila. Ya habían organizado los típicos separadores en zig-zag en todos los mostradores para organizar las esperas. Además, un par de azafatas con kilómetro y medio de tacón intentaban dar prioridad a los pasajeros con destino transoceánico (Nueva York y San José de Costa Rica fueron los que pude oír).

Entretanto, las horas iban pasando y allí solo 2 personas consiguieron un realojo. Claro que, en vista de lo que fue ocurriendo después, no sé si habrá sido tan buena la idea de conseguir un vuelo para el mismo día. Al tiempo que el aeropuerto se iba llenando de gente, más y más vuelos se iban dando de baja.

En el mostrador nos iban soltando con cuentagotas qué espacios aéreos se encontraban cerrados, qué vuelos iban teniendo que dar la vuelta debido a que no podían sobrevolar esos espacios aéreos y, en resumen, que seguían esperando para ver qué podían ofrecernos. Por otra parte, el aeropuerto empezó a repartir chocolatinas y bebidas, símbolo inequívoco de que aquello iba para largo. Y la nieve seguía cayendo. Hasta que al final, prácticamente todos los vuelos para todo el día acabaron cancelados.

Finalmente, a eso de las 13:15h hablamos con la ventanilla de al lado y conseguimos que se pusieran hasta la friolera de 2 personas a atendernos y conseguí un vuelo para mañana hasta Barcelona. Las previsiones meteorológicas no son mucho mejores que las de ayer u hoy, pero al menos podían tener tiempo para limpiar las pistas.

En cualquier caso, no fue el avión el único medio de transporte afectado. Para volver a casa, tuve que montarme un autobús que tardó 30 minutos en aparecer (cuando debía haber uno cada 10 minutos), que ni siquiera era el que quería coger y que finalmente solo me llevó hasta parte del recorrido porque desde esa hora se cancelaron todos los autobuses de la región de Ámsterdam, me pareció entender (al menos los periféricos). Las caravanas de coches en las carreteras eran interminables, las gasolineras no podían alojar más vehículos, los arcenes estaban plagados de gente rellenando partes de seguros... ¡Un caos!

Además, los trenes sufrieron mil retrasos, desvíos y también cancelaciones; las colas para comprar billetes nacionales e internacionales desesperaban al más paciente de los viajeros y el desconcierto también era generalizado por allí (al menos en la estación de tren de Schiphol).



En resumen, un país paralizado por una nevada que no ha alcanzado más allá de la rodilla, mientras no he visto ni el primer quitanieves ni alguien echando sal. Y lo peor es que esta nevada no ha podido pillar a nadie por sorpresa, ya que vienen anunciándola desde, por lo menos, el lunes.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Frío y nieve

Nuevamente ha llegado el invierno. Cayeron cuatro copos de nieve el lunes y aún siguen ahí. Hoy al salir de casa vi 3.5 grados bajo cero. Pero deja postales como las que acompañan estas líneas.

domingo, 28 de noviembre de 2010

Ya es Navidad

En Ámsterdam, ya estamos celebrándolo.
Aquí el día en que los niños reciben juguetes es el 5 de diciembre, así que es el día grande de Navidad. Y la fecha está próxima. Por otra parte, hace frío (de hecho ayer nevó) y la ciudad de Ámsterdam ha montado en dos plazas lo que ha dado en llamar Winterland.
Se trata de todo un complejo para el disfrute del frío, que incluye pista de patinaje, casetas para venta de chucherías, recuerdos, pasteles típicos y demás comida en general, que se pueden disfrutar en Rembrandtplein y Leidseplein. Todo ornamentado con figuras de campanas, estrellas, árboles, renos, duendes, Papá Noeles, nieve, fuentes y luces. Abierto desde muy temprano hasta muy tarde.
Por supuesto, y para animarte a sacar la cartera a pasear, puedes disfrutar de música popular, vino caliente y demás formas de entretenimiento en el bar, donde el ambiente es muy agradable y está la gente pasándoselo bien. En este sentido, es la primera vez, en todo el tiempo que llevo aquí, en la que un establecimiento me ha parecido un bar de verdad y no un restaurante; una pena que desmonten el tenderete pasadas estas fechas.


jueves, 18 de noviembre de 2010

São Martinho

Pues resulta que eso del San Martín está más extendido de lo que yo me creía. Al parecer, en nuestro país vecino aprovechan la época para celebrar una fiesta de la castaña por todo lo alto.

Y en Ámsterdam contamos con una especie de Casa de Portugal, que viene a ser como una porción de tierra lusa en Holanda. El local en cuestión se llama Os Lusitanos, y desde que entras te sientes como en cualquier tasca de Porto (casi todos los del local eran de Lisboa, así que pongo Porto solo por picar). Por esos lares estuvimos el domingo.

Allí escuchamos éxitos populares a base de órgano (como el que hace bailar a más de una cabra en España), los mayores llenando la pista con la dança equivalente a lo que bailan los españoles cuando suenan pasodobles en las verbenas, con la cadena de televisión BIG de fondo retransmitiendo un partido del Benfica contra A Naval. Todo aderezado con Sagres, Super Bock, Vinho verde, vinho do cartão, bolas de bacalhau, licor Beirão y castañas. Impagable. ¡Todo buen rollo y alegría!

sábado, 13 de noviembre de 2010

San Martín

El día 11 de noviembre se celebra en Holanda el Sint Maarten (o San Martín). Por lo que he podido ver es el Halloween de los holandeses y los niños van de casa en casa entonando una cancioncilla en busca de caramelos o galletas. Se adornan con luces y llevan velas colgando de un palo para darle color a su actuación. Así que eso es lo que yo vi en mi entrada anterior.


Qué ha llevado a un país calvinista a mantener una tradición tan netamente cristiana es algo que no logro entender, ¿o es que los calvinistas razan a santos? Cuenta la sabiduría popular que San Martín iba cabalgando (antes de ser santo) una noche lluviosa cuando, al doblar una esquina, vio a un mendigo tiritando. Entonces paró, partió su manto en dos y le entregó una de las mitades al vagabundo. Supongo que esa alegoría a la unión fratricida y compartir aquello que uno tiene es lo que lleva a los holandeses a enviar a los niños a la calle a procurarse caramelos.

Y por lo visto es una fiesta popular en Europa, puesto que Francia tuvo día festivo y también he conocido que se celebraron diferentes eventos por todo el Benelux.

Yo, sin embargo, no puedo dejar de pensar que mientras San Martín en Europa es el día de los niños, en España es el día de los cerdos.

jueves, 11 de noviembre de 2010

Acta del día: temporal y niños

Hoy por la mañana hacía sol. Hoy por la tarde llovía a mares. Y creo que en este caso es literal (por el ciclo del agua y eso de que las nubes se forman al evaporarse los mares), porque cuando he vuelto del trabajo me ha debido de caer encima todo el mar del norte... ¡a cubos! Me ha costado mucho despegarme la ropa del cuerpo para ponerla a secar. Dudaba entre echarla a lavar y dejarla secar directamente. Más agua no iba a lavarla mejor.

Como esta mojadura no iba a ser especialmente buena para ayudarme con el catarro, después de la ducha calentita de rigor y mientras me preparaba un té, han venido unos 6 niños (ya había pasado la tromba de agua, aparentemente) a la puerta a cantar para pedir el aguinaldo (quiero pensar). Venían decorados con mil luces de esas que venden los chinos en España yendo de bar en bar. Como no he entendido nada y me parecieron demasiado pequeños para darles dinero, además de que no tengo caramelos, se han tenido que conformar con una palmadita en la cabeza cada uno.

Al final me he animado y lo he interpretado como señal divina (lo de la ropa empapada) y he puesto una lavadora.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Galegos no mundo

Hace poco (o quizás un poco más) me volvieron a comentar que habían empezado a hacer un Españoles por el mundo a la gallega. Resulta que la Televisión de Galicia (o A Galega) emite Galegos no mundo. Y hay un episodio dedicado a Ámsterdam, cómo no. Puedes ver los episodios pulsando aquí.

Después de ver el capítulo de Ámsterdam, un par de comentarios:

  • Me ha gustado cómo lo han hecho. Hablan un poco de historia, arquitectura, modo de vida, estudios y trabajo.
  • Muestran todo demasiado idílico, a mi juicio, ya que no han mostrado ni una sola gota de lluvia, ni una nube... ¡y la gente en manga corta! Aunque bueno, eso es cierto; la gente va en manga corta y en pantalones cortos... ¡y hasta en minifalda y sin medias en noviembre! Pero no los gallegos. Al menos no los cuerdos.
  • Lo de vivir tropecientos en una casa es habitual (casi necesario, debido al precio). Además, sí que consideran las terrazas de las casas como lugares para hacer barbacoa, solo que no puedes pensar en sus barbacoas como las españolas. No habrá una cantidad ingente de costilla de cerdo adobada del día anterior con ajo, perejil y aceite. Ni chuletas. Ni chorizos criollos. Ni madera de roble en el fuego. Lo suyo aquí es más parecido a una merendola en la playa de las que hacen los veraneantes en España: parrilla comprada en el todo-a-cien (aquí lo llaman Blokker o Kruidvart... lo cual me recuerda que nunca he comentado el tema) que se dobla con solo mirarla y del tamaño justo para alojar a un tiempo dos hamburguesas de canto, hamburguesas prefabricadas industrialmente del Albert-Heijn, mendrugos de restos de pollo ensartados en un pincho y empaquetados en sus bandejas con su salsa viscosa pegoteada a ellos y carbón artificial que no pesa. Todo condimentado con su correspondiente variedad de salsas en contenedores de plástico. ¡Y lo ansían como agua de mayo durante todo el año!
  • Estoy de acuerdo con la chica que dice que echa de menos las montañas. ¡Es que aquí no hay ninguna! ¡Quiero ver ríos correr ladera abajo desde lo alto de un valle!
  • Corroboro que he oído a gallegos mayores gritando a la parienta lindezas del corte de "María, que é por aquí" a la altura de Waterlooplein, amparados por gorra de marca de piensos aleatoria y la tenue luz anaranjada del alumbrado público de esta ciudad.
  • No conozco el restaurante del matrimonio del principio del reportaje. Tengo que buscar.

miércoles, 27 de octubre de 2010

Carnet de conducir

Bueno, pues ya soy oficialmente conductor en Holanda.

Hace un par (eso son dos) de semanas fui al Ayuntamiento y dije: "quiero pedir el carnet europeo" (pero en holandés) (y como la funcionaria de turno no me entendió, probé en inglés y funcionó). Me dieron un numerito y me fui a sentar en la sala de espera, que está acondicionada cual peluquería con revistas y plantitas. Y como el café y el té son gratis, me pillé uno de cada por hacer gasto (no... es broma, solo café).

Mientras me quemaba los dedos tuve que levantarme, porque entre que me dieron el numerito y lo vi en la pantalla junto a un número de ventanilla pasaron escasos 3 minutos. Así que allí me senté, charlé en inglés con la aprendiz de funcionaria (toda vez que la veterana asentía con la cabeza y le indicaba qué teclas pulsar) y de paso eché el azúcar en el café.

Me pidieron el pasaporte y mi carnet de conducir actual, los busqué en mi mochila y cartera (respectivamente) y se los entregué. Revolví el azúcar en el café mientras fueron a preguntar a algún funcionario de tercer nivel (vete tú a saber el qué, porque hablaban holandés del rápido) y finalmente, muy resueltas, me extendieron un papel para cubrir. El momento fue similar al de los dos muchachos en este vídeo.

Después de entregarles una foto y que la pegaran en el documento, me entregaron una fotocopia de este, de la recepción de mi solicitud y de mi carnet de conducir español y me dijeron que entre 4 y 6 semanas me enviarían una notificación por correo.

Pues dicha notificación la recibí ayer así que hoy por la mañana me fui al Ayuntamiento a reclamarlo. Me lo dieron al momento. Esta vez pillé un té (sabor English Blend).

miércoles, 20 de octubre de 2010

Puesta al día

Bueno, hace 3 semanas o algo así que he vuelto de España.

Allí estuve trabajando desde casa un tiempo (es lo moderno de Holanda, lo de la flexibilidad laboral y muchas otras cosas).

Pero antes de irme para allí:

  • España ganó la final del Mundial. ¡Apoteósico! Y los holandeses siguen diciendo que "en la final vale todo" y que las patadas... bueno, que estaban permitidas porque si no el árbitro las habría condenado.
  • Estuve haciendo excursiones en bici durante los fines de semana. Así descubrimos toda la zona Waterland y el norte de Ámsterdam (Volendam, Monnickendam, la isla de Marken y toda la costa hacia el sur, de vuelta a Ámsterdam) además de la zona este de Ámsterdam (Weesp, Bussum, Hilversum y la ciudad amurallada de Naarden). Todo es agua y prados, muy bonito de ver.
  • Descubrí algún que otro bar/café interesante por la ciudad.
Y al volver:

  • Inflé las ruedas de la bici, que estaban vacías.
  • Cambié la pila de la luz trasera de mi bici, que ya no se encendía.
  • Llevé la bici al taller porque la rueda trasera estaba baja al día siguiente.
  • Empecé a mirar qué está pasando con mi declaración de la renta, porque no había tenido noticias y se suponía que en julio me iban a decir algo. Sigo esperando.
  • Me acerqué al Ayuntamiento a pedir el carnet de conducir europeo. Sigo esperando.
  • Me apunté al siguiente nivel del curso de holandés (¡y ya van 3!).
  • Estoy pensando en hacerme los abonos anuales de transporte público (12 meses a precio de 10).
  • Necesito comprarme un paraguas porque el que tenía... DEP.
Y concretamente, hoy, al salir del trabajo:

  • Era de noche. No llovía ni tenía pinta de haber llovido en las 2 horas anteriores
  • Fui al supermercado
  • Compré 4 cosas y pagué (total: menos de 5 minutos)
  • Salí y granizaba como si no hubiera un mañana. Esperé resguardado (total: menos de 5 minutos)
  • Me acerqué a la bici, le quité el candado, coloqué la compra colgando del manillar, encendí la luz trasera, encendí la delantera y me monté (total: menos de 5 minutos)
  • Al llegar al primer cruce del carril bici me empieza a seguir una moto.
  • Al llegar al primer túnel después del primer cruce la moto se me pone a la par y desde ella un tío me grita algo en holandés. Me giro y veo que es la policía. Paramos, él a mi izquierda y un poco hacia atrás. Giro el cuello. Él no suelta el manillar de su moto. Tiene cara risueña y barbita rubia/pelirroja rala. Para ser holandés, bastante rechoncha. El casco le chorrea. No entiendo nada.
  • Me pregunta algo en holandés. Pongo cara de estar pensando. Me pregunta en inglés: ¿y tu luz delantera? 
  • Se la enseño. Asiente, gira la cabeza mirando al frente, gira la cabeza de nuevo hacia a mí: ¡se te está acabando! Subo los hombros con gesto de: ¿y?
  • Me da las gracias en holandés y sigue adelante. Le digo "de nada" en holandés y sigo adelante. Sigue sonriendo.
  • Tiempo total: menos de 5 minutos. 
  • Llego a casa, guardo la bici y empieza a diluviar.

domingo, 11 de julio de 2010

Holanda en la final

¡Contra España!

Sé que no tendré mucha credibilidad al comentar que desde el principio soñé con esta final. Aquí ya me han dicho varias personas que podría montar un consultorio junto al pulpo Paul alemán...

Sin embargo, esto es todo un marrón, visto de cerca. Para empezar, ¿adónde voy yo hoy a ver el partido sin jugarme la vida? Luego, si gana España, ¿cómo me presento yo en el trabajo sin que me tiren los pisapapeles a la cabeza? Y si pierde, ¿cómo me presento yo en el trabajo teniendo que aguantar horas y horas de regocijos y picadas?

En cualquier caso, hoy iré al centro de Ámsterdam a ver el partido y defenderé el color azul (que la Furia juega como visitante y van de azulón). Y como espero que gane, luego iré a celebrarlo por ahí. Y si se tercia, visita al Consulado a ver si se estiran y nos dan champán (la idea no es mía, que conste).

Mientras, todo aquí está más naranja aún, si cabe. Museumplein ya tiene las pantallas gigantes instaladas (ayer estuve allí tirado a la sombra de unos pocos árboles mientras las montaban). Hay vendedores ambulantes que ofrecen camisetas naranjas con la histórica final (me acerqué a uno a pedirle si tenía algo más en rojo y me miró mal).

¡¡¡Y también hay cantidad de españoles saliendo de (y entrando en) los coffeeshops!!!

viernes, 2 de julio de 2010

Holanda en semifinales

Tras vencer 2 a 1 a Brasil, la selección holandesa se ha clasificado para semifinales del Mundial.

Esto implica que seguiré teniendo conciertos de vuvuzelas a diestro y siniestro: de los vecinos, en los bares, en las plazas... Una juerga, vamos.

Si además añadimos que Brasil era favorita por haber ganado 5 mundiales previamente, el ego de este pequeño país está, de momento, por las nubes.

lunes, 28 de junio de 2010

Holanda en cuartos

Holanda avanza en el mundial y la gente sigue vistiéndose de zanahoria (véase, naranja).

En otro orden de cosas, el sábado fui a la playa de Zandvoort aan Zee. Me quemé. Ya no necesito ponerme camisetas rojas para animar a la Furia Roja.

viernes, 25 de junio de 2010

Holanda pasa de fase

Ayer en Leidseplein no cabía un alfiler. Todo el mundo se arrejuntó para ver el partido de la última ronda de la fase de grupos del mundial.

Por supuesto, todo naranja, como siempre y lleno hasta la bandera (supongo que porque ganó). Y además, como no se hace de noche hasta las mil, pues me imagino que la fiesta siguió largo tiempo (o bueno, lo habría hecho según mis esquemas y teniendo en cuenta mi mentalidad española).

Hoy todo el mundo, sin embargo, se ha puesto gallito preguntándome si España seguiría los pasos de Italia. ¿He dicho ya alguna vez que los holandeses tienen un sentido del humor muy negro?

Bueno, servidos han quedado. Ahora, a ver qué hace La Furia Roja...

Porque, efectivamente, lo único de lo que se habla en este país durante estos días es de fútbol.

domingo, 20 de junio de 2010

Noche en Ámsterdam

Bueno, tal vez "noche" sea solo un decir.

Para empezar, menú Sorpresa en Kees. El dueño va cada mañana al mercado y compra lo que vea interesante. Luego, cuando tú vas a la mesa, solo te preguntan qué es lo que no te gusta (o si tienes preferencias, por ejemplo, si eres vegetariano) y te van componiendo el menú, sin que tú sepas qué vas a comer hasta que tienes el plato frente a ti.

Y para beber después en el barrio De Pijp, un bar del que no recuerdo el nombre estuvo muy bien, con la gente pasándoselo en grande, aprovechando que no llovía, de fiesta en la calle.

De vuelta a casa, algo curioso; a las 05:00h, el sol ya alumbraba tanto como lo haría a las 12:00h del mediodía.

martes, 15 de junio de 2010

Fiebre por el fútbol

Lo de este país y el fútbol es algo que no deja de sorprenderme. Si bien el Ajax (equipo de Ámsterdam) apenas levanta seguidores, cuando la selección nacional juega por ahí adelante medio país se paraliza (digo medio porque la otra mitad son los extranjeros que tiran de él durante ese periodo).



Para empezar, todo se ha vuelto naranja. Las casas se han cubierto de banderas de plástico que permiten a sus dueños alardear de patriotismo. ¿Alguien encuentra la manera de entrar en la casa de la foto siguiente?


Los coches llevan banderas naranjas con leones pintados (aparentemente los holandeses se identifican con la fuerza del león), ensartadas entre las ventanas y sus raíles. La marca de tiendas Blokker (que no sabría identificar con un comercio concreto, porque vende desde cosas a 1euro hasta electrodomésticos, pasando por películas, discos y artículos de droguería) vende boas naranjas, peluches naranjas, camisas naranjas, menaje naranja... La cadena de supermercados Albert Heijn (aparte de vender boas naranjas), regala peluchitos (véase, "peluches pequeños") naranjas por cada 10euros de compra. La cadena de la competencia, C1000, regala voetbalgogo's (o lo que es lo mismo, gogos de fútbol). Los ¿caramelos? m&m's (esos que se derriten en tu boca y no en tu mano) se venden en una bolsa especial "edición del mundial" que solo incluye los colores de la bandera holandesa (más naranja). En el trabajo, han cambiado las servilletas blancas de papel de toda la vida por otras más grandes, gordas y suaves... de color naranja, por supuesto; además de añadir manteles de papel individuales con el calendario de la competición impreso (para estar al día).

Todo esto, para empezar, decía. Porque, para continuar, todo el mundo ha adaptado su vida al horario del Mundial. Por ejemplo, ayer jugó Holanda contra Dinamarca (con resultado de 2 a 0, para deleite de los lugareños). Durante las dos horas que duró el partido, toda la empresa se arremolinó a verlo ante las pantallas que tenemos desplegadas y que suelen mostrar propaganda corporativa, anuncios de eventos próximos y el estado del tráfico (el otro deporte nacional). Nadie dio palo al agua durante ese tiempo. Y los que lo intentábamos (alguna mirada de reojo siempre se escapa), teníamos que mantener la tensión a raya entre los "huuuuyss", "aaaahs", y vítores que emanaban de las congregaciones.

Sin embargo, no he visto a nadie llevando una camiseta de su selección.

En fin, esta gente de carácter cambiante todavía da sorpresas... Me pregunto qué pasará si mañana yo me pongo a ver jugar a España y hago lo mismo que ellos...

miércoles, 2 de junio de 2010

Semana extraña - entrada extraña

Esta semana ha sido de lo más extraño... en todos los sentidos. Esta es una entrada que va tomando un carácter esotérico a medida que va avanzando y al final no llega a ningún lado. Pero es que si no escribo me llegan críticas.

Primero, el fin de semana hizo un tiempo de perros, aunque, de nuevo, todavía no he visto chaparrones de verdad (de los de gotas gordas como puños que hacen desbordar alcantarillas, etc.) y ayer hizo un sol de campeonato, de forma que todo el mundo ha sacado a la calle sus chancletas de meter el dedo gordo.

Después, en el trabajo, cada día causan baja por un día un par de personas diferentes. Esto nos hace bailar las cargas de trabajo y lo convierte todo en un pequeño caos.

Cuando llegué de España, fui a tomar algo con unos amigos portugueses que acababan de volver de Lisboa y que estaban preparando una vuelta al país. También con Rumanos que ya estaban preparando una fiesta para el fin de semana siguiente y un viaje a un concierto en Nijmegen. Además, he tenido videoconferencias con gente de España que quiere venirse por aquí a pasar unos días y otros desde allí me dicen que me acerque a verlos también. Y por teléfono, gente de Inglaterra me sugiere que vaya de visita hasta allí.

España vence a Arabia Saudí de chiripa, en el descuento. Y gracias. Alemania gana Eurovisión después de siglos. Israel decide hacer limpieza en el mar y ataca barcos turcos e Irán sale al paso advirtiendo "ya os lo decía yo". Eso si son fiestas.

¿¡Qué es todo este revuelo generalizado, que nadie quiere estar en su sitio ni!? ¿Tendrá el tiempo loco al personal? ¿El funcionamiento del LHC está alterando algo que no debe? ¿Hace falta reponer David el Gnomo para difundir valores a diestro y siniestro?

Hale, hale, filosofa, amigo lector...

miércoles, 26 de mayo de 2010

Vuelta a Holanda

La última semana la he pasado en España. Hoy he vuelto a Holanda y creo que he vuelvo a sufrir el choque cultural. Sin embargo, creo que el choque más evidente ha sido el tiempo.

Hasta hace menos de 24h estaba en manga corta, bermudas y expectante para cazar cualquier cosa remotamente similar a una corriente de aire perdida capaz de mitigar los 30ºC que teníamos. Sin embargo, según he bajado del avión he necesitado una cazadora para sobrellevar los 12ºC que tenemos aquí...

lunes, 10 de mayo de 2010

Eurovision

Sí, amigos, ya tenemos representante de "lepiba" en Eurovision.



Entre el "algo pequeñito" de espagne y esto, me quedo con esto. Hay que escoger el mal menor, y al menos Sieneke tiene un ritmo pegadizo (y el Shalalie este ya no me lo puedo quitar de la cabeza).

miércoles, 5 de mayo de 2010

Día de la memoria

Ayer, como todos los días 4 de mayo, a las 20:00h se celebró un acto en la plaza Dam para conmemorar a los caídos en la II Guerra Mundial. Esto fue lo que pasó:


...y yo estaba allí.

La cámara cenital desde la que se grabaron las imágenes de la estampida en el vídeo, se puede ver en la siguiente foto:


No me encontraba en todo el mogollón, ni escuché al "zumbao" que se puso a gritar durante los dos minutos de silencio vestido de judío ortodoxo, ni vi cómo evacuaban a la familia real, ni entendí nada. Pero sí que vi a la gente revuelta, muchos heridos sobre todo en las rodillas, lloros y caras de susto. Además fui testigo, precisamente, de cómo una manada de policías llevaban por un callejón muy estrecho, al detenido. Lo portaban en volandas, boca abajo, agarrado por sus 4 extremidades, siguiendo estos estrechos callejones, hasta una ancha avenida donde esperaba un furgón enrejado; como si cuatro personas agarraran un saco de patatas por sus cuatro esquinas, vaya. Fue todo bastante impactante.

A las 8:05h, de todas formas, ya se había reanudado el acto, con toda la parafernalia de bandas, ejércitos e invitados y todo siguió sin incidentes.

lunes, 3 de mayo de 2010

El sistema sanitario

Por muy sugerente que sea el título y aunque el tema pueda dar para largo, no va a tratar de váteres (retretes) la entrada de hoy, sino del sistema holandés de salud.

Porque el que suscribe estas líneas (para los de la LOGSE, yo), hace siete días se encontraba a 40°C cuando la temperatura ambiente era de 20°C. Efectivamente, tenía fiebre. La causa: infección de garganta (ahórrate los chistes).

Con lo cual, y a falta de algo mejor que hacer, decidí dejarme caer por el centro médico más cercano. Bueno, quizás no el más cercano, pero sí relativamente próximo. Y bueno, quizás centro médico es una exageración comparado con lo que un español, acostumbrado a los ambulatorios centros de salud de la seguridad social, entendería por esas palabras. "Y da gracias", habría que decir. Me propongo aquí explicar mis turbados pensamientos comparativos.

En los Países Bajos de Su Majestad, todo hijo de vecino tiene que tener seguro médico privado. Sí, se pagan impuestos y se paga seguridad social, pero tienes que tener seguro privado obligatoriamente. El mínimo viene a costar alrededor de 100€ al mes. Para que no ocurra como en EE.UU., sin embargo, tú eliges la compañía que quieres que te asegure y ese mínimo de cobertura no hay posibilidad alguna de que dicha compañía te lo deniegue. ¿Quién decide qué incluye ese mínimo? Creo que el gobierno. Y el precio (¿máximo?) de ese mínimo, también. Luego, por supuesto, cada compañía aseguradora ofrece paquetes que incluyen más o menos cosas y ahí te venden la moto entra a funcionar el (libre) juego de la oferta y la demanda; normalmente pagando más, el seguro cubre más. Hasta aquí todo razonable, desde mi punto de vista. Aunque no deja de ser comerciar con la salud.

Sin embargo, con el médico (sí, la persona física que posee estudios y pilota del tema de curarte) ya no te viene a ser lo mismo. En algún punto, todos los galenos en activo tienen que pertenecer a lo que yo he venido a entender como un equivalente al colegio de médicos en España. Cada médico monta su consulta y atiende donde le viene bien (como si fuese un dentista, oftalmólogo, otorrinolaringólogo... de los que pagas aparte en España). Para poder acudir a él, existe la restricción de que tiene que estar cerca de donde tú vives (alguien me ha hablado de "a un máximo de 10 minutos de tu casa"). Si eres ingenuo como yo, pensarás entonces que tendrás uno delante de tu puerta y que tomarás café con él en el bar de tu barrio. Si eres holandés sabrás que hay una falta vergonzosa de facultativos en tu país, que su media de edad no está cerca de la juventud y que su praxis deja bastante que desear. Pero no quiero adelantarme.

El caso es que tú, (buen) ciudadano de a pie, colaborador con el sistema, cuando encuentres un rato en tu (ocupada) vida (recuerda que los holandeses planifican cada pedo que se tiran segundo de su tiempo), debes buscar en las páginas amarillas por la letra h de huisarts (efectivamente, ¡el artista de la casa! (nah, es coña, que artista es kunstenaar)), la lista de médicos cercanos a tu morada (este procedimiento no es broma; es la recomendación que recibí en el Ayuntamiento y en el banco). Una vez compilada tu lista (tampoco te creas que vas a llenar un rollo de papel higiénico), te aclaras la voz, pones carita de pena y llamas para concertar cita con ellos para solicitar vasallaje que tengan la (misericordiosa) bondad de aceptarte como paciente. Da por hecho que no vas a hablar con él en persona, sino con su estresada secretaria. Y "malo será" que alguno no te quiera. Y si resulta que "malo es", pues te jodes tienes que buscar la vida (de nuevo, esto no es broma; conozco gente sin médico por haber sido rechazada). La razón para el rechazo puede variar, desde que "el plazo de inscripción está cerrado" hasta "es que nosotros ese código postal no lo trabajamos" (como si fuera un Telepizza, o una casa de citas, oiga).

Como decía, el procedimiento aplica cuando tienes tiempo y te dedicas al tema en profundidad. En mi caso, que no tenía planeado necesitar socorro próximamente, había dejado de lado esta faceta de mi vida y me encontraba con 40°C y sin médico asignado. En mis delirios estaba yo planteando la estrategia, incluso de acudir a la policía a denunciar denegación de auxilio en caso de que me rechazaran... pero eso debía ser de la fiebre (yo siempre positifo).

De todas formas, tener médico tampoco es la salvación suprema de tu alma. Conocía los relatos de nativos y extranjeros sobre que, en general, cuando llamas para solicitar consulta, te atiende su secretaria enfermera, te pregunta los síntomas y te diagnostica ella por teléfono y es ella misma la que decide en toda su grandeza si te pasas por consulta o te llega con que te administres N pastillas de paracetamol cada X horas; atendiendo a tu edad y lo generosa que esté la muchacha ese día.  Y punto en boca. ¡Y pobre de ti que necesites antibióticos!

Estas y otras lindezas me rondaban a mí por la cabeza (no pegué ojo en toda la noche así que había tenido tiempo y tiempo para madurarlas, cocinarlas y atormentarme profundamente con ellas). Eran las 7:45h de la mañana cuando me presenté directamente en la consulta del médico que encontró en internet mi compañero de casa (su médico está más cerca, pero de vacaciones por aquellos días), considerando que empezaban "la ronda" a las 08:00h.

Las dependencias las comparten 3 médicos de nombres y apellidos a cuál más fáciles de leer/pronunciar (y más mientras uno delira) y se reparten una construcción pequeña de una planta con un jardín de infancia (total, si los niños se intercambian los juguetes babados, podrán aceptar también los virus de todo el pueblo barrio). Tanto es así que la sala de espera cuenta con un nutrido set de entretenimiento infantil a base de cubos y material de construcción diverso, que supongo que, cuando se les va acabando el stock, se lo pedirán prestado mutuamente ambos negocios. Pero a lo que iba, que estaba yo allí con cara de muerto, mientras a la mujer no le entraba en la cabeza que alguien hubiera ido allí en pleno siglo XXI sin cita previa, sin médico y sin dignidad a que lo viera un médico. No te creas que se quedó con las ganas de explicarme que debería haber llamado antes de ir, dado que toda la gente que estaba en la sala de espera tenía su turno y que de toda la vida había que respetar esa condición. Así se lo había aprendido ella y así lo iba a aplicar. Todo eso, teniendo en cuenta que la puerta para llamar a los pacientes no paraba de abrirse y cerrarse constantemente, para hacer entrar y salir a los "pacientes" de unas consultas que debían durar 3 minutos y que dichos clientes parecían estar más sanos que los bebés de la puerta de enfrente.

Cuando por fin pudo hacerme un poco de caso (a eso de las 08:00h), la enfermera me pidió que aguardara sentado mientras indagaba si alguno de los 3 médicos de la praktijk podría acogerme en su seno. Así hasta que al cabo de una hora me instó a que pasara a su oficina, me preguntó mi código postal y me pidió que le describiera mis síntomas. Meditó. Hizo una mueca con la boca y pareció pensar algo. Volvió a explicarme que había que pedir cita telefónica y que el sistema holandés de salud exige que, cuando uno está bien, busque médico, etc. etc. etc. para, finalmente, inquirir a bocajarro cuánto tiempo llevo en el país. Quédate con el detalle: ni nombre, ni edad, ni qué tal me encontraba...

Luego se le cayó un papel de notas con publicidad de una panadería que yo le recogí del suelo, me apuntó la hora 15:20h en él y me lo entregó junto con un formulario de inscripción para el doctor A (no voy a desvelar su nombre para no comprometerlo, encima de que me hizo "el favor"). ¡Tenía cita!
—Gracias maja— y me piré a comprar sopitas en el súper para tener algo que comer.

A las 15:15h me presenté, rendido, en la sala de espera con el papeleo cubierto y la tarjeta del seguro. La mujer me indicó amablemente que aguardara en la sala de espera mientras pasaba los datos al ordenador y al poco me llamó el médico por mi segundo apellido. ¿¡Qué narices le pasa a esta gente que no saben usar los nombres de pila!? No le di mucha importancia al formalismo, pero sí se lo di al hecho de que el hombre, de unos 50 años, me tendiera la mano amablemente como si estuviéramos en una reunión de negocios. ¡Sabe Dios lo que tendrá acumulado al cabo del día si a todo enfermo que pasa por allí le da la mano con esa alegría! No pude retirarle la mía así que allí sellamos nuestro vínculo médico-paciente, supongo. Debe de ser su método para infundir confianza...

Luego, sin guantes ni nada y por las bravas, me auscultó, me toqueteó el cuello y me miró la garganta introduciéndome por la boca un palo plano para sujetarme la lengua hasta el estómago. Para comprobar la fiebre, en último lugar, un termómetro por el oído que le marcó 39°C. El diagnóstico: "tienes la garganta roja y ciertas densidades en los laterales del cuello". El tratamiento: "una pastilla al día durante 3 días, de un antibiótico suave" y, para la fiebre, paracetamol.
—¿Cuánto?
—Al gusto.
Y por si en dos días no me bajaba la fiebre, me llevé en el pack un volante para ir al laboratorio a que me hicieran análisis/cultivos/algo.
—¿Y qué más?
—Te pasas por la apotheek (farmacia) a que te den el antibiótico.
Roger, roger.

La apoteca es como la carnicería: entras, pillas número y te sientas a esperar. Allí, como era la primera vez que iba, me pidieron también la tarjeta del seguro y me inscribieron. Luego previa presentación del papelote tamaño A6 mal hecho con letra ilegible de la receta que me había dado mi médico, me dispensaron los antibióticos, 5 folios personalizados con mi nombre detallando las instrucciones en perfecto holandés sobre esos antibióticos (no te confundas, que el prospecto va dentro de la caja igualmente), 3 pegatinas con mi nombre (de las que 2 fueron a la receta y otra la pegó en la caja del antibiótico), más el paracetamol genérico que le pedí yo por mi cuenta y riesgo. Total: pagué 1€ y pico por las 30 pastillas de paracetamol y asumo que el resto lo pagará el seguro. Y ni siquiera tengo eso muy claro porque mi nombre y primer apellido están mal escritos... (¿tan difícil será leer la tarjeta impresa con letra sin serifa del seguro?)

Pero en fin, que fue una odisea. Que no conozco nada del sistema y todo me parece exorbitantemente extraño, farragoso y mercantilista. Afortunadamente todo salió "bien": la fiebre me bajó drásticamente esa misma noche, no necesité ir al laboratorio y al tercer día resucité ya pude ir a trabajar aunque hablando poquito y sin forzar.

Solo añadiré que, viviendo en el país que ocupa el sexto lugar del mundo en cuanto a Índice de Desarrollo Humano (según datos de 2006 publicados en 2008), jamás podría llegar a pensar que me vería tan desamparado. Porque, si a estas alturas te estás planteando que debería haber acudido a urgencias... ¡mejor no te explico lo que me han contado!

viernes, 30 de abril de 2010

30 de abril: Koninginnedag

Resulta que el día 30 de abril es festivo en este país para celebrar el cumpleaños de la reina. Que tampoco es que sea cierto del todo, puesto que el cumpleaños de la reina actual, Beatriz, no es este día. Sin embargo, como el suyo coincide en invierno, decidió mantener el de su madre Juliana. Y para no liarla, en vez de "el día del cumpleaños de la reina" lo renombó a "el día de la reina", que aquí llaman Koninginedag.

El caso es que es la única fiesta que de verdad celebran en los Países Bajos. Todo se tiñe de naranja, la gente se echa a la calle a hacer el ganso y, además, aprovechan para poner puestecillos donde venden los trastos viejos que sacan de las buhardillas. Es el único día al año en que esa actividad está permitida.

Yo este año me he unido a la fiesta yendo a Ámsterdam y recorriendo sus calles. A continuación el testimonio gráfico.

Según salí de casa vi una exhibición de patriotismo, al encontrar una bandera en la fachada de una vivienda. A continuación vi otra.
El día amaneció lluvioso así que, aunque en Damrak (la calle principal según sales de la estación Central) y en la plaza Dam, había gente, lo que nos encontramos no es nada comparado con lo que nos encontraríamos al final del día. Además iba todo el mundo tapado e impermeabilizado... poca fiesta, vaya.
El evento es tan importante, que los comercios convencionales están cerrados, incluyendo iconos de esta ciudad como el museo del sexo (en la foto se ve que la persiana está bajada). Quedan en servicio la cantidad de puestos ambulantes que permiten a los viandantes comprar el atrezzo naranja necesario para mimetizarse con el entorno, los que venden comida, bebida y tabaco, además de los que cada uno puede montar para vender sus trastos viejos.
¡Hasta churros se pueden comprar!
En los canales empezábamos a encontrar ya algún barco de fiesta. La descripción estándar incluiría disfrazar el barco con algo naranja, ponerle un equipo de audio alimentado con un generador y cargarlo de gente disfrazada de naranja dispuesta a emborracharse y bailar alegremente saludando a los peatones que los jaleen.
Por motivos que no alcanzo a comprender, los "marineros" se lanzaban a los zuecos que les pasaban los "pescadores" con sus cañas desde los puentes, y les echaban dinero.
A media mañana empezó a despejar el día y en Leidseplein ya se había apelotonado la gente para escuchar la música de las diferentes fiestas que había allí al aire libre. Además, los pubs de la zona habían montado sus chiringuitos y daban comida hecha a la parrilla/plancha y bebidas. Daban vasos de plástico rígido que, si se los devolvías, te abonaban un euro y así pagabas el precio de los carteles.
Todo el mundo llevaba, de una manera u otra, un cargamento importante de cerveza: bolsas llenas de latas, botellines, litronas, packs de 6 latas... y precisamente era lo que vendían estos chavales desde su ventana del primer piso.
En Vondelpark se junta también mucha gente para llevar a cabo diversas actividades, muchas de ellas destinadas a vaciar los bolsillos de los transeúntes: tocar instrumentos, "cantar", dar un espectáculo, vender "artesanía"... ¡aquí no hay vergüenza, oiga! Pero también es un parque estupendo para ir y pasar la tarde al sol. De hecho, allí estuvimos un par de horas sentados, conociendo gente nueva... una gran experiencia.
De vuelta a Leidseplein, ya por la tarde, nos la encontramos abarrotada. Y hasta los bomberos llevaban una cresta naranja y bailaban en sus camiones.
Por Keizersgracht, el canal estaba saturado de barcos y más barcos.
Yo intenté poner orden, pero no pude hacer nada ;-).
Llegando a Waterlooplein, las aguas quedaban más tranquilas...
...pero las calles estaban llenas de gente que se agolpaba en torno a los altavoces de los DJ's que había en pequeños "altares" a las puertas de los bares. Había diferentes tipos de música y en uno de ellos oímos "Eres tú", de Mocedades.
Como curiosidades, destacar que todavía estamos en época de tulipanes, y como muestra este macetero lleno de diferentes colores y variedades.
La posibilidad de hacer puenting desde una grúa, evidentemente, porque los puentes de esta ciudad no dan para más que remojarse los pies.
Finalmente fuimos a una fiesta techno en un parque de nombre impronunciable cerca del zoo, pero estaba a reventar y nos fuimos de allí en seguida. Pero de camino nos encontramos a la policía actuando en el canal. Ni idea de lo que pasó, pero nos resultó curioso.
Para terminar la entrada, incluiré esta perla d eun chaval que llevaba un pie puesto en el escalón trasero de la ambulancia (parece que iba buscando sus servicios), de forma que cuando esta avanzaba, tiraba de él. El mayor problema que yo vi, dejando a un lado la cogorza del mozo, es que los raíles del tranvía iban demasiado cerca de sus ruedas y que él iba mirando para todas partes menos para delante.

Afortunadamente, todo el tráfico rodado, incluyendo tranvías, estaba cortado y las calles las tomaron los viandantes.

sábado, 24 de abril de 2010

Semana a la española

Si la última entrada contaba la cena del jueves en el restaurante italiano, esta semana ha tocado hacer las cosas a la española.

Hemos tenido la visita de un compañero español y, por supuesto, él y yo nos organizamos como solo nosotros sabemos. A saber: todos los días, después del trabajo, nos fuimos a tomar algo (pagaba él, que era el desplazado). Siempre decidíamos lo que hacer sobre una media hora antes de hacerlo (no como aquí, que hay que publicar un bando 2 meses antes) y siempre acabábamos echándonos unas risas. Cada día se nos unió algún compañero diferente.

De nuevo, el día grande fue el jueves, que fuimos a cenar a un restaurante español, atendido por españoles y que sirve comida española, a precios nada holandeses. Como todo, lo organizamos sobre la marcha el mismo jueves al mediodía y solo se nos unieron 4 compañeros de nuestro grupo. Como muestra del éxito de la convocatoria diré que fue la primera vez que en un restaurante aquí, a la gente le cuesta terminarse su plato debido a la cantidad (la calidad buena también, aunque ya se sabe que "a mellor tortilla é... a da miña nai").

viernes, 16 de abril de 2010

Cena a la italiana

He recibido críticas y más críticas últimamente por no haber escrito en mucho tiempo... La verdad es que poco nuevo hay que contar. O quizás es que me esté acostumbrando ya a todo lo que ocurre por aquí y ya no me sorprenden las cosas igual que al principio (¡qué miedo!).

En fin, esta noche he ido de cena con mis compañeros de curro italianos además de otro italiano más que vino de Italia a pasar aquí esta semana. Por cierto, el pobre hombre tendría que volar hoy de vuelta a Milán pero, dado el panorama con el volcán Eyjafjallajokull (que no jode solo físicamente, sino también si intentas hablar de él), me temo que se va a tener que pillar una bici prestada.

Pero eso, que ayer fuimos a cenar los 4 italianos y yo a un restaurante italiano, atendido por italianos y con cocina italiana hecha por italianos de verdad. Lo que comimos :
  • antipasti di mare caldo (revuelto de pescados y algún tipo de pasta)
  • parmigiana (berenjena, queso, tomate, huevo...)
  • cruscieta (pan tostado con tomate, queso de oveja, orégano...)
  • spaguetti vongole
  • lasagna
  • linguina a la gallinella (aunque no quedaba gallinella y lo cambiaron por rombo)
Aquello era todo en plan familiar, todos comiendo del plato de todos. Aparentemente es como hay que hacerlo y yo soy un mandao. Además que así probé de todo. Y todo bueno, dicho sea de paso.

El restaurante tenía un nombre muy italiano, pero no lo recuerdo. Tampoco es relevante. Pero sí lo es que los dueños son amigos de uno de mis compañeros, así que nos trataron a cuerpo de rey. El pescado era fresco (el hombre va todas las mañanas al mercado a por él). Fue una noche muy divertida, de risas internacionales y anécdotas que solo los italianos, con su cantinela característica, pueden contar.

De todas formas, puede que algo haya fallado en la recopilación, y me hago cargo. Porque la "noche" empezó a las 19:30h, en la que yo colaboré con un renqueante dialecto del italiano aderezado con palabras en gallego aquí y allí (lo entienden mejor que el castellano, aparentemente). Y después de un par de birras (eso sí que es hablar italiano del bueno), un par de copas de vino blanco (o puede que alguna más) y otro par de chupitos de limoncello (nos plantaron la botella en la mesa para ir "a voluntad"), mi italiano resultó de lo más fluido, genuino y casi nativo. O al menos yo lo entendía todo y ellos a mí también, que era lo importante. 

La dolorosa nos cortó un poco el cachondeo, pero... ¡un día es un día! Luego, un paseíto hasta casa (es lo bueno de que no llueva estos días) y hoy, feliz como una perdiz, a trabajar de nuevo. Hasta ahora, que acabo la jornada y empiezo el fin de semana.

PD: si se te atraganta la cantidad de veces que he escrito la palabra "italiano" en este texto, lo lamento, pero no he encontrado sinónimos.

viernes, 2 de abril de 2010

La primavera

La primavera ya ha llegado y se cumple el tópico de estas fechas: las flores.

En todo jardín, por mal cuidado que esté, están saliendo flores que nadie ha plantado (imagino que tulipanes, aunque aún son solo unos brotes).

Además el tiempo se ha vuelto loco: llueve, hace sol, graniza, sopla el viento y viene calma chicha, varias veces el mismo día.

Por lo demás, los holandeses siguen escondidos en sus madrigueras de forma que, pese a que los días ya han crecido mucho (y con el cambio de hora, anochece a las 19:00h), las calles siguen quedando desiertas a partir de las 17:30h. Y otro dato significativo a este respecto: cuando voy al súper, a eso de las 19:00h, con una sola caja abierta no tengo que esperar cola. ¿Dónde cotillean aquí las marujas?

jueves, 4 de marzo de 2010

Nota rápida: qué bien hablo castellano

Ayer me olvidé de contar que, hablando con un cliente por teléfono, me felicitó por lo vien que hablo castellano.

Si me conoces un poco, entenderás que me costó contenerme para decirle que el suyo podía mejorar en algunos puntos, pero me salió algo mucho más políticamente correcto al explicarle que (yo) era aborigen de por allí; que poco mérito había.

Y eso lo alivió porque le parecía que, con lo que le había costado a él aprender inglés, no podía ser que yo hablara tan bien el español habiéndolo estudiado.

Coñas aparte (las del cliente), mis compañeros me felicitaron también por mi buen castellano.

miércoles, 3 de marzo de 2010

Noche electoral

Hoy es noche electoral en Holanda. Sí señor, en pleno miércoles.

Se han celebrado elecciones municipales. Todavía están con el recuento de votos, pero esto es de lo más extraño en muchos sentidos.

Para empezar, los únicos mensajes electorales que he visto han sido unos posters mal pegados en tableros que han puesto en algunas plazas de Ámsterdam: ni un solo anuncio en la tele, ningún póster fuera de los citados tableros, nada de carteles en las farolas...

Después, las elecciones se celebran en día laborable. El horario de apertura de los colegios electorales es como de 7 de la mañana a 9 de la noche (bueno, llámalo colegio o "punto electoral"). Las mesas las constituyen voluntarios que reciben como 200€ por participar.

Como ciudadano empadronado aquí, yo podría haber ido a votar. Si no fui es porque se me olvidó por completo, ¿no he dicho ya que no había señales en ningún lado? Por otra parte, no tengo ni idea de qué ofrecía cada partido y, aunque me hubiera parado a leer las páginas del diario local, hay tantos partidos que tampoco creo que me hubiera resultado fácil elegir. Y seguramente, después de haber elegido, tampoco habría sabido si finalmente estaría votándolo, porque asumo que las papeletas estarían en holandés.

Para finalizar, solo una cadena de televisión está hablando un poco de las elecciones y, para eso, está hablando de los sondeos de forma que, de haber sido elecciones al congreso (bueno, aquí lo llaman Tweede Kamer, o segunda cámara), la configuración de los escaños (zetels) habría quedado así o asá (de nuevo, tanto partido y tanta sigla que no me entero de nada).

Si en algún momento consigo saber en qué ha quedado la cosa, ya dejaré por aquí la actualización.

miércoles, 24 de febrero de 2010

¿Y la luz?

Bueno, parece que, finalmente, ha dejado de nevar.

Ahora nos invade la niebla. Todo el día.

Según sales de casa, se te empapa la cara antes de montarte en la bici. En el camino, mientras vas avanzando, vas notando cómo te vas hidratando hasta niveles que no imaginabas: el pelo gotea, se acumulan gotas en la punta de la nariz, los mofletes y la perilla, se te humedecen los ojos... Vamos, que moja más que cuando llueve.


Creo que tengo una ligera idea de lo que sienten los tomates cuando los riegas. ¡Qué manera de calar! Por otra parte, con estas nieblas tan espesas, como apenas se alcanza a ver la fachada de enfrente, moverte en la calle es todo un deporte de aventura: 2 por el precio de 1 (o como dicen aquí: twee halen, één betalen)

¿Será esto una de las maravillas de este país?

jueves, 18 de febrero de 2010

Las vueltas que da la vida

Ya sé que sueno a integrante del Imserso. Pero es que hoy me ha ocurrido algo extraño.

Como recordarás, hace un tiempo puse una foto de una calle que tenía un nombre que en inglés sonaba divertido. Y permíteme que me repita: Fokkerlaan.

Bueno, pues hoy he ido a una cafetería, y la gente con la que iba ha saludado amablemente a una viejecita bastante simpática.

Al cabo de un rato y, tirando del hilo, me han acabado contando que se trataba de la viuda del señor Fokker. Sí, el fabricante de aviones. Allí, tomándose un café.

Vamos, como toparse con Lendoiro o Amancio Ortega... ¿Quién me iba a decir a mí hace 8 meses que acabaría sentado al lado de tan ilustre personaje?

miércoles, 10 de febrero de 2010

Nota rápida: vuelve a nevar

Aprovecho mientras meriendo antes de ir a clase de holandés, para dejar una actualización (una especie de Twitt pero un pelín más largo).

Hoy ha vuelto a caer una nevada importante. Por lo visto estaba prevista... pero, como siempre, hasta cierto punto.

¿Será cierto lo que empiezo a escuchar cada vez más a menudo, de que los holandeses son muy "relajados" (traducción mía y a la ligera del inglés laid-back)? En mi ayuntamiento solo habían limpiado de nieve las calles principales cuando fui al trabajo.

En fin, me voy a aprender nuevo idioma. ¡Talué!

martes, 9 de febrero de 2010

Rijksmuseum

Este fin de semana es el primero que no llueve y/o nieva en los últimos tiempos, así que me lo pasé yendo a sitios.

El sábado fui al cine y el domingo, al Rijksmuseum.

Ya sabía de antemano que el museo se encuentra actualmente en reparaciones, de tal modo que el edificio está cubierto por andamios, los túneles característicos de la planta baja no se ven y solo permanece abierto un cacho de trozo de pedazo de un ala del museo. Pero me esperaba más, porque eso, ni siquiera se podía ver el edificio en sí (por cierto, los arquitectos encargados de la reforma son españoles).

Sorprendentemente, había una cola kilométrica para ser domingo a las 16:00h y haber 0°C de temperatura donde pasarla, así que puede que a los holandeses les parezca todo estupendo. Por tanto, si no iban a pasar la tarde (bien podían haber escogido el museo Van Gogh, que está a 5 minutos caminando), aquello debía merecer la pena. Eso siguió incrementando mis expectativas.

Esperaba encontrarme una colección abundante de pintura; cuadros del Siglo de Oro, de grandes maestros, que reflejasen la historia del país, la lucha contra los españoles... no sé, algo de todo eso que siempre se cuenta sobre la Holanda de la Era Moderna. Estaba impaciente.

Cuando me tocó el turno, por fin, me hicieron pasar un arco de seguridad como los de los aviones (¿acabarán poniendo escáneres corporales de esos como los que quieren poner en los aeropuertos?).  Pitó allí todo, pero nada, me dijeron "pasa pasa". ¿Para qué narices harán el control entonces?

Y por fin llegué a la primera sala. Aquello seguía prometiendo: cuadros que reflejaban batallas navales, las armas que se emplearon en la época, historias de enaltecimiento de la patria (y fomento del odio hacia los españoles), retratos de personajes ilustres, el comercio con las Indias... Me gustó mucho. Me parecía un gran aperitivo. Galeones, oro, estandartes, banderas... Pero tampoco en abundancia: la muestra, y gracias.

Luego, un par de salas de loza (algunos lo llamarían exquisitamente artículos de plata, oro y cerámica), pero mira, a estas alturas, casi tiene más exposición el Ikea. No me parecieron nada del otro jueves.

A continuación retratos de comerciantes y algún político de aquella época fructífera. De nuevo, un poco para decir "mira lo que tenemos" y ya.

Finalmente, en la planta de arriba, volví a encontrar cosas de las que me gustaron: cuadros conocidos de Rembrandt y sus discípulos, escenas de militares y urbanas... 

Pero en total, me esperaba mucho más, como ya adelantaba. Sí que es cierto que lo que vi me gustó, pero no suficiente. Y desde luego, no suficiente considerando que cobran 12€ por entrar (yo tengo un abono que sirve para varios museos así que entré gratis).

Tal y como está, definitivamente, no recomiendo al turista la visita al museo tal y como está, salvo que no tenga más cosas que hacer o realmente quiera ver alguno de los cuadros en concreto. Yo espero poder ver algún día el museo abierto y completamente lleno. Eso sí que debe ser un lujo.


Para acabar, añadiré que en el museo no dejaban hacer fotos así que por eso no acompaño esta entrada con ellas. Ni siquiera el exterior merece la pena, porque solo publicitaría la empresa de los andamios.

lunes, 8 de febrero de 2010

Y siguió nevando

Estos días no he hecho demasiado. En parte, estuvo nevando día sí y día no. Así que he aprovechado para hacer un par de fotos... Pero después de un mes de nieve, ya me he hecho una composición de lugar y agradezco los 4 rayos de sol que han salido estos últimos días.

Solo me quejaré de una cuestión: la sal.

En un país civilizado como este, no se puede entender que haya escasez de sal. No se puede entender que no estén preparados para la nieve (por mucho que digan que no nieva todos los años). No se puede entender que digan que no pueden traer la sal, puesto que tienen salinas en el norte.

Así que, para paliar la indignación de hace unas semanas, dejo alguna foto de Ámsterdam (y alrededores) nevado.